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Inventos e inventores
HISTORIA DE LOS INVENTOS
Fuente: Revista "Sucesos"
La imprenta - 4ª parte
De Gutenberg a la rotativa
a prensa diseñada y utilizada como tal era un artefacto muy sencillo. Constaba de un bastidor de madera y de dos planchas planas y horizontales. La inferior era de nivel fijo y la superior, móvil y provista de un tornillo con palanca para hacerla bajar y subir a voluntad. La composición era depositada en la platina inferior. Para su entintado se utilizaban unas almohadillas de piel, rellenas de crin y que remataban en un mango, llamadas "balas". La tinta era preparada sobre una plancha de mármol, en la cual se untaban también las balas. Enseguida, la composición era restregada con ellas. Sobre la forma tipográfica así entintada se deposita una hoja de papel y luego se accionaba el tornillo, haciéndose descender la plancha superior. Esta oprimía el papel contra la forma, produciéndose la impresión.
Con pequeñas modificaciones y mejoras, esta manera de imprimir se mantuvo nada menos que durante más de tres siglos. Sólo hacia 1800 hizo su aparición la primera prensa construida en hierro, y hasta mediados del siglo XIX, la mayoría de ellas siguió siendo accionada a mano, aunque en 1814 fue instalada en los talleres de "The Times" de Londres una prensa a vapor, que al parecer no dio gran resultado.
La primera gran mejora que experimentó la imprenta fue la prensa a pedal, que al ser accionada con los pies dejaba libres las manos de los operarios. Pero su más notable adelanto lo constituyó, sin embargo, la prensa de cilindro. Hasta entonces, toda prensa constaba de dos superficies planas: una para los tipos, otra para el papel.
El nuevo invento modificó esta disposición: el tipo seguía asegurado sobre una superficie plana, pero el papel era llevado por un cilindro que rodaba sobre el plano de la forma entintada. Gracias al cilindro, las prensas pudieron construirse mas y más grandes, multiplicando la producción. Posteriormente el paso decisivo para aumentar la velocidad de la impresión lo constituyó el invento de la prensa rotativa en 1846, debida al norteamericano Richard M. Hoe. Las gigantescas rotativas se convirtieron en instrumento fundamental del periodismo moderno, alcanzándose con ellas tirajes fabulosos que ni siquiera se pudieron soñar con las prensas tradicionales.
Fabulosa difusión
Volviendo a la época de Gutenberg, sorprende la rapidez con que la imprenta se difundió, y maravilla la enorme influencia que tuvo sobre la cultura. Con suma velocidad, el invento se desplazó en unos pocos años de las orillas del Rin, estableciéndose en lugares tan distantes y diversos como Hungría, Polonia, Bohemia y España. Al iniciarse el siglo XVI, la imprenta era ya una industria general, conocida en todas partes y con una producción considerable. Se calcula que en sus primeros 50 años de vida se publicaron no menos de 40 mil títulos, y otros tantos en los veinte años siguientes.
EL CAJISTA. Lento trabajo imponía
alinear los tipos contenidos en compartimentos denominados "cajas".
El cajista, desarrollando su labor, que sólo fue reemplazada y
activada con la aparición de la linotipia
La invención de la imprenta favoreció enormemente el desarrollo de la cultura. El sistema medieval de copiar los escritos a mano, por bellos que fueran los productos a que daba lugar, resultaba extremadamente lento y oneroso, y así sólo los más ricos podían poseer más de uno o dos libros.
LINOTIPIA. Está formada por un teclado
similar al de la máquina de escribir. Accionando una tecla, la matriz
(de bronce), que contiene el símbolo o letra cae desde un depósito
especial a una cinta transportadora, quedando alineadas en el orden
hasta formar un renglón.
Con la imprenta, esta situación cambió radicalmente, ya que los volúmenes impresos vinieron a ser infinitamente más baratos que los antiguos manuscritos, lo que significó que se compraran y leyeran por un número inmensamente mayor de personas.
Este hecho, a su vez, ayudó decisivamente a la difusión de todo género de conocimientos, poniendo fin al monopolio de la cultura que ejercían unos pocos, impulsando la enseñanza y haciendo posible la lectura pública de hombres como Erasmo o Lutero. Es imposible imaginar la Reforma sin el poder difusor de la imprenta. Mas aún, no sólo la Reforma sino cualquier movimiento moderno de alguna importancia ocurrido en los últimos 500 años.